George Miller es hoy día un anciano, con una mente joven llena de retorcidas escenas que plasmó en celuloide como su legado a esta humanidad que entra en un período de agonía y que se encuentra ad-portas del apocalipsis ambiental. Este viejito chuchumeco nos ofrenda una hermosa postal del fin del mundo, con una impecable dirección de arte y producción (Que autos y que props tan bonitos, que buen vestuario, casting, maquillaje, locaciones, fotografía...). La verdad, esta es una lección de un maestro cansado de las chocolocuras de hoy: héroes, remakes de los remakes, tibias historias y actores-modelo-cantantes que saben más de arte country que de cine. Y a pesar que Mad Max es la cuarta entrega de las aventuras del loco de los caminos, ha sido a su misma vez una reinvención y relanzamiento de ese universo polvoriento. Que grato es encontrar que regresa un veterano, pero que no regresa solamente a hacer billetes sino a soltar su gran obra visual.
Tom Hardy le pone agallas a loco Max, con buena presencia y buen histrión, pero aquí los que brillan son los personajes co-portagonistas: Charlize Theron como Imperator Furiosa es la reivindicación de la mujer de armas tomar, que no se victimiza ni se convierte en objeto sexual ni en interés romántico de nadie; y este peladito Nicholas Hoult, como el War Boy rebelde se luce también.
La escena de la tormenta de arena con un épico 3-D, la caravana de War Boys con su guitarra lanzallamas y bombos de guerra, los zanqueros... Mad Max ha renacido y ha dado inicio a un hermoso mito cinematográfico que seguramente vivirá y se explotará mas de lo que nos dure el viejo Miller.
El final queda abierto a futuras entregas... Quiero más desierto, motores y calaveras.
PD: Que viva el War Boy de la guitarra-lanzallamas!!
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